martes, 4 de mayo de 2010

Turismo astronómico

No todo está perdido. Esa triste sensación que experimentamos los aficionados a la Astronomía de que los cielos oscuros y transparentes se han perdido irremisiblemente y para siempre, puede no ser cierta del todo.
Gracias a la iniciativa de algunos países, incluida España aunque nos cueste creerlo, se cuenta con la oportunidad de practicar lo que se ha venido en denominar turismo astronómico, una actividad que va ganando adeptos en el mundo y que consiste en desplazarse a unos lugares específicamente preservados con el fin de encontrar cielos oscuros, sin contaminación lumínica y con una atmósfera transparente que permita deleitarse en la contemplación del cielo estrellado.
Como en muchas cosas, Estados Unidos fue el pionero en este tipo de entornos. El Natural Bridges National Monument, http://www.nps.gov/nabr/parknews/news040507.htm en el estado de Utah, y el Cherry Springs State Park, http://www.dcnr.state.pa.us/stateparks/parks/cherrysprings/cherrysprings_darkskies.aspx en el de Pennsylvania, son dos muestras significativas de lo que puede lograrse con una buena gestión de los recursos naturales.
Natural Bridges es uno de los parques nacionales más oscuros del país de acuerdo a un estudio global de calidad del cielo nocturno realizado por el Servicio de Parques Nacionales. Tan oscuro que puede encuadrarse en la clase II de la escala de Bortle, documentado por el propio Observatorio Naval de los EE.UU. en Flagstaff, Arizona.
Para lograrlo se han tenido que cambiar el 80% de las luminarias adaptándolas en intensidad y en orientación para que únicamente iluminen allí donde realmente hace falta (lo que debería hacerse en cualquier lugar del planeta) y no sobrepasando los 13W de potencia. La propia climatología del lugar, con un clima seco, propicia noches claras y transparentes la mayor parte del año.
Los beneficios van más allá que la simple contemplación. Parques Naturales ha reducido sus costes de funcionamiento y uso de la energía mediante la mejora de su iluminación exterior, creando un mejor hábitat para la fauna nocturna, y mejorando la visibilidad y la seguridad en la noche.
Cherry Spings, es el segundo Parque internacional de cielo oscuro. Por su latitud ofrece una vista privilegiada del centro galáctico, el tráfico aéreo es mínimo y posibilita la observación de 360º de horizonte. Toda la luz blanca del parque se ha convertido en roja.
En Europa, tenemos un exponente parecido en Escocia. El Galloway Forest Park, http://www.forestry.gov.uk/gallowayforestpark rodeado por 300 kilómetros cuadrados de páramos, bosques y lagos.
Y en España, la Isla de la Palma, en Canarias, sin alcanzar el grado de sofisticación de las instalaciones americanas, ha inaugurado recientemente dos senderos cósmicos que permiten la contemplación del cielo a lo largo de un recorrido perfectamente balizado.
¿Veremos algo parecido algún día en la Península? De momento todo parece indicar que no, pero quien sabe. Quizás en un futuro próximo alguna autonomía se interese por esta cuestión y fomente no sólo la recuperación seria de nuestros cielos, sino la práctica de una actividad tan edificante como el turismo astronómico.

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