Es muy corriente, en las ciudades monumentales -y Sevilla es un claro exponente-, iluminar los monumentos de abajo arriba al revés de cómo debería hacerse. Una gran parte de la potencia lumínica empleada no sirve para nada, únicamente para perturbar la oscuridad nocturna. La Giralda es un ejemplo de este tipo de iluminación.
sábado, 16 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario